“acaso no es mejor abortar que ser estéril”
Samuel Beckett
Día a día voy olvidando la manera correcta
despertar
Un beso en la espalda
Una rueda de piedra
Estoy como diciembre
de la más triste primavera
Mi boca es un camión,
un camionero
que toca la bocina,
tirando de una soga,
que sale del culo de una mujer en bolas.
Voy con mi ombligo de aeroplano
con mi poca metáfora de mula
un gorrión
un pichón sin pelaje, a carne viva
hirviendo de muerte
boca sedienta, les viene como al hilo
No puedo escribir, no sé como escribir, me voy perdiendo por el hilo de la palabra y se me tiembla la mano. Extraño los logros. A la mañana cuando nos levantamos y al llegar a la escuela aparece con su vestido blanco y nos muerde los labios tiernos suaves de la más tierna carne de los 11 años. Me da miedo que se apague la noche me da miedo quedarme ahí adentro yo sólo quiero verme contento con el animo propio y no dejar de anestesiarme el paladar con tanto tembleque. Tengo un total desprecio por la palabra, ella (la palabra) sólo vale como el puente entre dos familias que se gritan de puerta en puerta preguntando quién fue la muerta. Tengo un total desprecio por la palabra como por mi padre, que vengo yo a sentarme al sofá, mejor dicho, a ese cuasimodo de algodón que hace de sillón. Prendo la tele y escucho al viejo zapatero de la calle Estrada cantar hasta agotarse, hasta enflaquecer hasta hundírsele el pecho de tanto cantar jilguero, hasta convertirse en el imbécil que soy yo, y juntos, los dos, hueso a hueso, cantámos: “mañana por la mañana te espero Juana en el café te juro Juana que tengo ganas de verte de la cabeza al pie la punta del pie la rodilla la pantorrilla y el peroné te juro Juana que tengo ganas de verte de la punta al pie… y así vamos describiendo todas las partes del cuerpo hasta que el locutor televisivo, cansado, se pega un tiro en la cabeza y al caer la sangre roja por todo el decorado toma el micrófono un poeta, un poeta reconocido, un poeta facultativo, un poeta popular, un poeta joven, un poeta de los que hay muchos, un poeta que hasta podría ser yo, un poeta que soy yo. Entonces yo, poeta, tomo el micrófono en sangre y con voz ronca, digo:
“Necesitamos más subsidios”
Aplaude de pie, de sangre entera aplaude la ciudad de buenos aires, los centros culturales, el M.A.L.BA, los independientes, los de boedo, los de flores, los belleza, los felicidad,las brandon,los eloisa,las guacha,los guachos,los muertos, todos aplauden al unísono, todas las sangres se dan la mano enchastradas de arte y decoran ese día con una plaqueta conmemorativa que sale más de quinientos trillones de millones de de de de de de de
dólares o poemas, que a esta altura son casi lo mismo.
6 comentarios:
che tirar mierda para todos lados, si tenemos en cuenta que somos tan pocos,no es muy aconcejable..¿
depende de qué tan buena sea esa mierda. Por ahí nos terminamos peleando por ella.
Mefe
no lo dudo, es muy probable...
Aca no hay tirada de mierda
se dijo una cosa
silencio en la noche
buuuu yo no sé que es peor lo que dice o como lo dice
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