martes, 7 de agosto de 2007

hoy

A mi prima que quedó embarazada de muy pequeña, repitiendo los mismos errores que su madre, y de seguro ahora es muy feliz viendo a sus jóvenes hijos temer comer dormir

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La verdad se esconde debajo del agua. La vida humana no vale más que un pedazo de vaca, y ya se sabe: quién vio una vaca las vio todas. No hace falta decirles que he perdido todo tipo de esperanza en la humanidad. Estoy aquí, sentado, fumando, cuando leo en el Inter. que se ha implementado la ley mundial de crecimiento poblacional. De ahora en más están prohibidos los embarazos, todos los jóvenes deben pasar por el ente regularizador. Se ha prohibido el embarazo y algunos vecinos han salido con pancartas y se junta la gente en las esquinas para aplaudir la valiente decisión del gobierno mundial. Ahora en más, la cantidad de hijos se decide por una ecuación entre recursos alimenticios, capacidad de producción y cantidad de habitantes. Por supuesto, esto produjo el cese del aborto-el romper de cascarones-ahora nadie podrá sentir la extracción total de aquel feto que crece en la panza de las mujeres. Aunque desde hace un tiempo, como bien se sabe, el dar a luz no es mas una cuestión exclusiva de las mujeres. Pero nada de eso irrita, ya nada sorprende. Lo inadmisible es que han quitado, borrado, para siempre, la posibilidad del aborto, la única decisión del ser humano. Ya no hay elección, ni una sola. En este día trágico, en donde los habitantes de la tierra se han quedado sin ningún tipo de comportamiento humano, escribo ésta oda, desde mi isla, casi sin aire, con una pena irremediable.


Oda al aborto
Al no nacer
Te quiero
Cuando digo no
Te abrazo
Cuando te tapo y no te dejo
Te amo

Te doy
Como la mejor no-madre
La única arma de nuestra especie:
la decisión
te decido
y al decidirte
te estoy dando un beso
un beso lleno de amor y sangre
El más cuidado
El de una no-madre
Aprende
Querido feto mío
La lección más importante,
en plural, te la cantamos al oído,
como canción de cuna
como libertario himno:

Nosotros decidimos
damián galateo