lunes, 25 de septiembre de 2006

tomás horovitz




Recuerdo

haber viajado solo a Brasil a los nueve años con todos mis documentos colgando del cuello. Recuerdo las azafatas gordas de paso pesado por el pasillo de avión y la sorpresa de no encontrar las azafatas flacas y rubias. Recuerdo que cuando llegué a Brasil hubo un minuto de no encontrar a mis abuelos que me iban a acompañar todo ese mes; y recuerdo, perfectamente, el beso tibio de la cara bronceada y aceitosa, por el protector solar, de mi abuela.
Recuerdo mucho protector solar esas vacaciones.
Fue un lindo mes pero cuando volví a Buenos Aires -con mi familia directa- no sabía qué contarles.



Incendio en el edificio

Cansados de la ventana
que da a la placita
nos fuimos a brasil.
En coche viajamos
y llegamos de noche,
de noche también alquilamos
una casa incierta
en la montaña.

La oscuridad
mentía el paisaje
que nos esforzábamos por ver.
Pero el mar es una promesa.

Dormimos entre ruidos
que no eran de autos.

Cuando despertamos,
la vista llenó vacíos
que nunca tuvimos.

Nunca lo pedimos
pero ahí estaban
el lago
el monte
el pueblito
y el mar.


Tomás Horovitz publicó por guacha editora JUSTO AHORA 2005

6 comentarios:

sol dijo...

horovitz es como nadal pero no sé si juega al tenis. definitivamente no se llama rafael.

Anónimo dijo...

En hora buena una nueva voz de guachaaaaaa

guacha editora dijo...

guacha
guacha somos todos

je



o no?

Anónimo dijo...

ehh, yo me pregunto, me afirmo; un muchacho tan promisorio en ascenso se merece un prologo presentante mejor que ese q tiene en el lik Justo ahora, tan caramelero él (el prólogo)

Anónimo dijo...

es como las flores

Tomás Milton Horovitz dijo...

si les guto pasense por los pajonales:

pido a los guacha editores que pongan en favoritos el http://tallerdelaele.blogspot.com/ que es el blog de uno de los talleres de Marga.